(Ella, cuyo nombre no he definido, es una mujer joven y muy bella, de unos 20 años. Ella canta una canción de cuna en un cuarto de bebe, donde hay una cuna y una silla mecedora. Un llanto de bebe se escucha a lo lejos, hasta convertirse en sollozo, el llanto es bajito, escasamente audible.)
Ella: De repente me di cuenta que estabas allí, adentro, en ese lugar oscuro, laberíntico, que no sentía mío, que simplemente no me pertenecía. Estabas ahí y eras para mí... (Gritando) ¡Un simple pedazo de carne que quería escupir! (reponiéndose) Te odiaba tanto... te detestaba. Me producías nauseas cada cinco minutos, no me dejabas comer nada, me producías mareos y desmayos constantes, eras lo peor que me sucedía en mi no tan agraciada vida.
(Camina por la habitación con sensación de mareo, el gesto de su cara expresa una sensación nauseabunda, se va cargando de esa sensación hasta que explota.) Que asco el estado en el que me encuentro, es como una enfermedad. (Reponiéndose) Realmente nunca quise ser madre, jamás pensé serlo, esa era la idea más alejada de mi vida, de mi existencia, de mí.
Odiaba imaginarme gorda, panzona, con los pies hinchados y las tetas supurando leche. Odiaba el solo imaginarme una sensación extraña dentro de mí, como una lombriz gigante azotándose con las paredes de mi estomago, rugiendo de hambre... de sed. Me daba pavor, pánico, escalofrío de solo pensarlo. ¿Qué clase de vida le podía esperar a un pequeño ser engendrado de tan mala gana en mis podridas entrañas? pobre de él, pobre ser inocente condenado a la muerte en vida, hijo de una a la que nunca llamaría madre... Hijo de una que NO le daría un padre.
Te repito que realmente no quería ser madre, no quería (quebrantándose) no quería, no podía, tenía mucho miedo, me sentía sola, indefensa. en mi mente solo reposaba la idea de sacarte, de expulsarte como vomito, como mierda, como menstruación, sacarte de mi cuerpo, de mi mente, salvarte de llegar a esta podrida tierra, a esta jungla de concreto que te corrompería, donde sufrirías, donde estarías expuesto a la violencia, a la burla, a la supervivencia... (Dócil, tierna) yo no quería eso para ti... ¿qué iba a responderte cuando me preguntaras por tu padre, que putas iba a responderte? No estoy preparada para esto, nadie me enseñó, no estoy preparada, tengo miedo, perdóname pero no estoy lista, ¿qué voy a hacer cuando te enfermes, cuando llores? (Se desploma sobre la mecedora, comienza a mecerse mientras tararea una canción de cuna)
Con el tiempo las nauseas desaparecieron, los mareos dejaron de ser constantes, me producías sueños hermosos, alucinaba verte en mis brazos, verte reír, verte llorar, de emoción por supuesto, pero verte, olerte. Pateabas las paredes de mi vientre haciéndome mil cosquillas, haciéndome reír frenéticamente. Comencé a sentir como te movías, como me transformabas poco a poco. En mi inmensa soledad eras mi única compañía, mi confidente. Te esperaba ansiosa. Transformaste mi vida, comencé a sonreír y engordar, y te confieso algo, ya no me importaba. (Se acerca a la cuna tarareando una canción infantil) cuando se acercaba tu nacimiento estaba tan gorda que creí que iba a explotar en mil partículas de carne (ríe, entrando en una danza un poco frenética alrededor de la cuna). Entonces llegó el día, nada nunca había dolido de esa manera, que dolor tan inexplicable, (grita como quejándose) sentía como te desprendías de mi vientre, como me desgarraba, querías salir, me presionabas, querías verme, lo sé, tenias tantas ganas de sentirme como yo a ti. Y nos llegó la hora, nos olimos, nos sentimos, lloramos juntos, éramos yo para ti y tu para mi, nada más importaba, nada ni nadie faltaba, tu y yo, juntos, por primera vez, reflejándolos en los ojos del otro, dándonos calor, conociéndonos… soy feliz, debo admitirlo orgullosa, soy feliz por tu existencia, debo admitirte que aun tengo miedo, que no estoy preparada para que me llames madre, pero que juntos creceremos, que con el amor que nos tenemos aprenderemos a vivir en esta podrida vida. (Rodeando la cuna, muy feliz) hueles a mí, tienes mis ojos, serás un gran hombre, las niñas morirán por ti y yo las espantaré a todas, jugaras football o el deporte que más te guste, tocarás piano o violín, o los dos, no importa, harás todo aquello que te haga feliz; seremos felices juntos te lo prometo. No te prometo cambiar el mundo, pero te seguro que nuestra realidad será otra, jugaremos juntos, te ayudaré a hacer las tareas, tú me enseñarás a ser madre, tú lo harás con tus besos y tu amor. No nos hará falta nada, lo prometo, tú transformaste mi realidad, perdóname por haberte odiado tanto, perdóname.